La venida del Espantapájaros –Y la Educación Nunca Será la Misma
El Mago de Oz es una de esas piezas narrativas que unen generaciones. Sus brillantes personajes y la simple fuerza de su historia quedarán grabadas en nuestra memoria sin importar la era demográfica a la cual llamemos hogar. Su himno, “En algún lugar sobre el Arco iris”, ha sido el latido del corazón de la belleza y el optimismo durante décadas, reapareciendo en casi todos los ambientes musicales que la cultura contemporánea ha visto nacer.
Sin embargo, lo que hace que la historia del Mago de Oz sea realmente inolvidable son los pedacitos de sabiduría que emergen del diálogo entre los personajes. Entre ellos destaca el consejo que sabiamente Oz le dice al Espantapájaros, quien está desesperadamente buscando un cerebro:
De donde yo vengo tenemos universidades, con asientos de gran aprendizaje, donde los hombres van para convertirse en grandes pensadores. Y una vez que salen, piensan grandes pensamientos, sin más cerebros diferentes al tuyo. Pero tienen una sola cosa que tú no tienes: un diploma.
Es entonces cuando Oz, siguiendo el protocolo universitario, mencionando las palabras tradicionales en una ráfaga de pseudo-Latin, le otorga un diploma al Espantapájaros, quien estalla en éxtasis porque finalmente el mundo reconocerá formalmente lo listo que realmente es.
Uno no puede evitar preguntarse -¿qué le diría Oz al Espantapájaros si tuvieran esa conversación hoy en día? Además de eliminar el sexismo obvio en su declaración original, ¿de qué otra forma cambiaría el mensaje de Oz? Pienso que sus palabras podrían parecerse a algo como esto:
De donde yo vengo tenemos universidades, con asientos de gran aprendizaje, donde la gente asiste para convertirse en grandes pensadores y obtener sus diplomas para impresionar al mundo con su inteligencia. Pero para ser honestos, cada vez menos personas necesitan diplomas. La mayoría asiste a la Universidad de la World Wide Web (en español conocida como la Red Informática Mundial, abreviada como WWW o Web), donde pueden moldear y llegar a cabo su propia educación de forma económica, y utilizan Internet para publicar sus logros, es así como dan a conocer al mundo entero su valor y grandes acciones. Puedo otorgarte un diploma si así lo deseas, pero a menos que vayas a unirte a una de las profesiones firmemente arraigadas que requieren de una educación formal, probablemente no necesites de uno.
Oz hoy
Cuando hablo frente a una audiencia acerca del futuro de la educación, por lo general recurro a las palabras de Oz en su versión actualizada. Los Colegios y Universidades ya no están compitiendo entre ellos tanto como lo están haciendo con su propia irrelevancia invasora. Necesitan primero convencer a los futuros estudiantes de la importancia de una educación a nivel universitario, además demostrar la relativa superioridad de su institución entre toda la amplia gama de opciones. Tal parece que la recesión de 2008 causó que muchos de quienes se encaminaban hacia la universidad hicieran un alto en el camino y se preguntaran si había mejores maneras para crear su futuro, por mucho menos dinero.
El verano pasado hablé durante una reunión con varios de mis amigos sexagenarios que trabajan en universidades, les preguntaba acerca de la vida en sus instituciones. Cada uno de ellos mencionaba el agotamiento psíquico a medida que las universidades entran en la competencia para tratar de ponerse al día con la innovación disruptiva en la industria de la educación superior. Por encima de todo, la mayoría mencionaba que se experimenta una severa angustia, pues realmente existe una amenaza a su existencia debido a la disminución en su matrícula.
A pesar de que debe haber un número de razones por las cuales haya menos interés en asistir a la universidad, un factor primario que contribuye para esto es que las oportunidades dentro de la economía creativa raramente requieren de un grado obtenido por una universidad. Y para aquellos que no se dirigen hacia un sector de la economía creativa, las posibilidades para obtener un trabajo son poco favorables. El panorama del empleo cambia rápidamente y para que los “estudiantes” de ahora puedan mantener ese ritmo, por lo general eligen para su aprendizaje el camino donde puedan “hacerlo yo mismo, justo a tiempo y personalizado”, esto es, un enfoque donde la educación formal es notoriamente mala complaciente.
Lo que mejor hacen las escuelas
Sucede que soy uno de los pocos que piensan que aquellos que evitan una educación universitaria a menudo saben menos de lo que piensan. De hecho, las universidades hacen pocas cosas particularmente bien. Reúnen expertos y facilitan comunidades de aprendizaje efectivo, organizan y sintetizan una inmensa cantidad de información disponible en nuestros días en vías coherentes de aprendizaje; brindan asesoría y retroalimentación que pueden perfeccionar el intelecto y las habilidades de los estudiantes; y proveen recursos y apoyo que puedan impulsar a los estudiantes hacia las profesiones.
Pero lo más importante, es que la experiencia de la universidad provee algo que simplemente no podemos encontrar escarbando en la Red: Los medios para cultivar una perspectiva civilizada. La universidad solía ser el lugar donde asistíamos para desarrollar una apreciación de base amplia de la diversidad del mundo, además de obtener las habilidades críticas del pensamiento que necesitábamos para evitar que la historia se repitiera y asegurarnos que la sociedad común no estuviera inundada con noticias falsas. Sin universidades o algún equivalente que ayude a orientar el discurso social, temo por la calidad de nuestra inteligencia colectiva.
Actualmente nos encontramos en una fase crepuscular, donde aparecen numerosas opciones para obtener acreditaciones; entre las que podemos mencionar insignias, microcredenciales, y otros alcances similares. Proporcionan un camino seguro al cambio, permitiéndonos mantener un pie en territorio conocido mientras estamos dando el paso a un terreno completamente nuevo. Además proveen una competencia sana para grados convencionales. Sin embargo, mi suposición es que son pasos temporales –más síntomas que destinos finales. Una cosa sí es cierta –estamos en camino de redefinir lo que significa ser educado, así como lo que vamos a aceptar como evidencia del valor económico y social de los demás. Para bien o para mal, el ser educado puede simplemente significar ser útil en una economía llena de cambios. Me temo que puede tener un poco que ver con el desarrollo de la sabiduría y complejas perspectivas éticas que necesitaremos como ciudadanos digitales para crear comunidades que queremos llamar hogar.
Un espantapájaros en nuestro futuro
Al parecer habrá un espantapájaros en nuestro futuro, un recordatorio lleno de paja para tener en cuenta que hay muchas formas de obtener una educación. Sólo puedo desear que venga acompañado del Hombre de Hojalata. Necesitaremos su corazón para asegurarnos de crear un mundo conducido por humanidad en lugar de prosperidad flagrante. Y esperemos que el León también se una, para darnos el coraje de hacer lo que es correcto. Sin embargo, el futuro resulta y una cosa es cierta: No hay marcha atrás hacia Kansas porque Kansas ya no existe. Hemos entrado a la Tierra de Oz de forma permanente, y por ello necesitamos ser muy cuidadosos con lo que deseamos.
-----
The Wizard of Oz. Directors: Fleming and Vidor. Metro-Goldwyn-Mayer Inc. [1939]. Film, based on the book by L. Frank Baum.
Over the Rainbow. (Often referred to as Somewhere Over the Rainbow.) Music by Harold Arlen and lyrics by Yip Harburg. [1939]. Composed for the movie, The Wizard of Oz [1939].
------
Investigación y traducción por Eugenia Tamez
eugenia.tamez.ag@gmail.com, EduktechMx
Visit JasonOhlerIdeas.com